La verdadera libertad que produce descanso pleno en Dios, nace de un encuentro íntimo para imitar y seguir a Cristo Rey: su vida, sus costumbres, su Evangelio, su legado:
"Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida»". (Juan 8, 12).
Seguir a Jesús completamente es vivir la verdadera luz de Vida, y hacerlo a medias es vivir en tinieblas. Comprender las razones de la construcción de la Iglesia de Cristo, es parte de su enseñanza universal. Por ello, es importante asimilar sus enseñanzas y disposiciones de manera integral, para no sucumbir ante las tinieblas de la confusión.
LA IGLESIA DE CRISTO Y SU LEGADO EN SAN PEDRO:
Jesús fundó su Iglesia, la Iglesia Católica, es decir su Iglesia Universal. Jesús delegó a Pedro para que su obra se extienda por todo el mundo. La Palabra de Dios, así lo demuestra de manera indiscutible:
«Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes del infierno jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»". (Mateo 16, 18).
Jesús como « piedra angular » instauró su Iglesia y le otorgó a Pedro la misión de edificarla. Le confiere a Pedro la autoridad y el liderazgo ante los apóstoles para formar su Iglesia, extenderla por el mundo y fortalecer al pueblo que acoge a Jesús como su Salvador: "«Simón, Mira que satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia; pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Y tú, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos»" (Lucas 22, 31-32). Es claro que Jesús le encarga a Pedro su misión terrenal para fortalecer su Iglesia. Pedro como todo ser humano tuvo miedo, a tal punto que negó a Jesús, pero luego, volvió a defender a Cristo cuando él y los demás apóstoles recibieron el Espíritu Santo.
Pedro, el primer Papa, comenzó la obra de Cristo para apacentar y cuidar de su rebaño. No fue invento de Pedro, sino que fue una disposición directa de Jesucristo para su Iglesia:
Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.» Le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas.» Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»" (Juan 21, 15-17).
En efecto, luego de su resurrección, Jesús no dejó abandonada a su Iglesia, Él formó sus bases con los apóstoles y delegó a Pedro para ser el primer líder papal para continuar esta obra hasta la actualidad, por ello afirmamos que la Iglesia Católica es Apostólica: "Ustedes son la casa, cuyas bases son los apóstoles y los profetas, y cuya piedra angular es Cristo Jesús." (Efesios 2, 20).
Pedro supo acatar con obediencia lo dispuesto por Jesús, -visto en los versículos anteriores-: edificar su Iglesia, fortalecer al pueblo, apacentar y cuidar su rebaño. Tal es así que cuando se presentó la discusión entre judíos convertidos a Cristo y paganos convertidos a Cristo por discrepancias con la antigua ley judía de la circuncisión, Pedro tomó la palabra con liderazgo para calmar la controversia:
"Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: «Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros. Él no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe. ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar?. Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús». Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos." (Hechos 15, 7-12).
El mismo espíritu de Pedro es compartido por Pablo y el resto de apóstoles. Pablo convertido del judaísmo al cristianismo enfatiza mucho en sus cartas, el desapego a las antiguas leyes judías, pues Cristo estableció una nueva alianza: "Los que quieren imponerles la circuncisión sólo buscan quedar bien exteriormente, y evitar ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. Porque tampoco aquellos que se hacen circuncidar observan la Ley; sólo pretenden que ustedes se circunciden para gloriarse de eso. Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios." (Gálatas 6, 12-16). Cristo estableció un nuevo orden de salvación en su Iglesia, las costumbres del pasado quedaron atrás, Pablo lo predica adecuadamente, podemos reflexionar mucho en: Hebreos 3, 1-6.
Como se aprecia en la Palabra, la autoridad y posición de liderazgo conferida por Jesús hacia Pedro, tiene sustento en las Sagradas Escrituras. Asimismo, vemos que el resto de apóstoles aceptan con respeto el liderazgo de Pedro que es dado por el mismo mandato y sentir de Jesucristo. Pero más allá de seguir una autoridad, observamos que los miembros de la Iglesia, a pesar de tener discrepancias, o diferentes carismas, viven en unidad, en un mismo sentir. Por ello, la Iglesia de Cristo es una, santa, católica (universal) y apostólica. Los valores que la han formado son: el Evangelio de amor de Cristo, el liderazgo de Pedro y el sentido de obediencia del pueblo, todo en unidad.
La Biblia muestra el primado de Pedro en muchos aspectos. Por ejemplo, tiene el primer puesto entre los apóstoles: "Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder sobre los malos espíritus para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo y Judas Iscariote, el que lo traicionaría." (Mateo 10, 1-4).
Asimismo, hay varios pasajes bíblicos que resaltan el liderazgo de Pedro otorgado por el mismo Jesús:
- Lideró el reemplazo de Judas Isacariote: Referencia: Hechos 1, 15-26
- Defiende a Cristo, su Iglesia y a la acción del Espíritu Santo en Pentecostés: Referencia: Hechos 2 , 14-41
- Entrevistó a Pablo: Referencia: Gálatas 1, 18
- Pedro y Pablo unifican la Iglesia de Cristo entre judíos y paganos. Pablo reconoce a Pedro como pilar de la Iglesia Referencia: Gálatas 2, 7-10
- Pedro es el apóstol de Jesús que más se lo nombra en la Bilbia (más de 190 veces).
- Pedro realiza el primer milagro de la Iglesia, luego de Cristo y por medio de Él: Referencia: Hechos 3.
- Pedro defiende a Cristo y a su Iglesia cuando es tomado prisionero junto a Juan por parte de los sacerdotes judíos: Referencia: Hechos 4.
- Pedro amonesta a Ananías por haberse quedado con una parte del dinero que era para la Iglesia: Referencia: Hechos 5, 1-16.
En este pasaje de los Hechos de los Apóstoles, se demuestra cómo Pedro toma liderazgo de la Iglesia de Cristo: La Santa Iglesia Católica, y desde aquél entonces hasta nuestros días, esta Iglesia ha permanecido inquebrantable pues tiene la bendición de Jesús:
"Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?». Pedro les respondió: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar». Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil. Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse. (Hechos 2, 37-47)
Sin duda, Pedro no pudo haber realizado estas y muchas cosas de "liderazgo" si Jesús no le hubiese otorgado autoridad para hacerlo. Por ello, el primado de Pedro no es fantasía de la Iglesia Católica, sino una disposición expresa de Cristo.
Recuerda esto:
La Iglesia Católica se cimienta en la piedra angular que es Cristo, quien delegó autoridad a Pedro para continuar su expansión por el mundo. La Iglesia de Cristo es una, santa, católica y apostólica porque se enmarca en lo que expresamente Jesús dispuso. El liderazgo de Pedro, el primer Papa hasta el actual, no es liderazgo humano, sino de Cristo Rey. La Palabra de Dios así lo demuestra.
Todo lo aquí expresado, con amor, respeto y paz en Cristo.
Con afecto,
Javier
Escribir comentario