Demos gracias a Dios por un nuevo año que empieza. La gratitud es importante para recibir bendiciones, pues estamos abriendo nuestra mente a pensamientos de victoria, de alegría, de bienestar.
Seguramente, la mayoría de personas, hacemos propósitos de año nuevo sobre: economía, salud, trabajo, viajes, entre otros temas que se enfoquen en mejorar de algún modo nuestras vidas.
Pero, hay algo que debemos tener presente: el deseo de mejorar nuestras vidas comienza desde el propio corazón de Dios. Nuestro Padre Eterno nos ama sin límites. Este año podemos estar rodeados de la abundancia de Dios en nuestras vidas, pero hay algo que se requiere de nuestra parte: caminar bajo la voluntad de Dios, seguir sus huellas, se agradecidos con sus bendiciones y designios. No podemos conseguir los triunfos de Dios para nosotros, si no estamos dispuestos a ponerlo encima de nosotros y caminar en una relación íntima con Él.
"Porque tú escuchas las plegarias. A ti acuden todos los hombres bajo el peso de sus culpas; nuestras faltas nos abruman, pero Tú las perdonas. Feliz el que Tú eliges y atraes para que viva en tus atrios: ¡que nos saciemos con los bienes de tu Casa, con los dones sagrados de tu Templo! Por tu justicia, Dios, salvador nuestro, nos respondes con obras admirables: Tú eres la esperanza de los confines de la tierra y de las islas más remotas. Tú afianzas las montañas con tu poder, revestido de fortaleza; acallas el rugido de los mares, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos. Los que habitan en las tierras más lejanas temen tus obras prodigiosas; Tú haces que canten de alegría el oriente y el occidente. Visitas la tierra, la haces fértil y la colmas de riquezas; los canales de Dios desbordan de agua, y así preparas sus trigales: riegas los surcos de la tierra, emparejas sus terrones; la ablandas con aguaceros y bendices sus brotes. Tú coronas el año con tus bienes, y a tu paso rebosa la abundancia." (Salmos 65, 3-12)
Nuestro primer propósito para año nuevo deber tener a Dios como centro de nuestras vidas, caminemos junto a Jesús, meditando su Evangelio, siguiendo sus pasos, afianzando nuestra amistad con Él. Meditar algo de la Palabra de Dios una vez al día y aplicar a nuestra vida es necesario.
Podemos hacer más propósitos entorno al amor de Dios y hacia los demás:
- Mejoraremos la vida de los demás.- No hay mayor bendición que bendecir a los demás. Cuando hacemos algo bueno por alguien de forma desinteresada y amorosa, Dios mismo se encarga de devolvernos esta bendición multiplicada.
- Perdonemos.- El perdón es la medicina humana para el alma, desechemos cualquier forma de odio, venganza y rivalidades. Perdonar a quienes nos ofenden nos conduce a sentir la misericordia de Dios en nuestras faltas.
- Hagamos un propósito diario.- Cuando comenzamos el día con un positivo propósito diario, tendremos la oportunidad de vivir con hábitos de bendición.
- Esfuerzo constante.- El esfuerzo es la cuota personal que tenemos para lograr nuestras metas conforme a la voluntad de Dios.
- Cuidemos nuestra salud.- Debemos mantener sano nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma. Son 3 aspectos que conforman nuestra salud integral. Todo aspecto tóxico que dañe nuestra salud física, dañe nuestros pensamientos o nos haga caer en pecado debe salir de nuestras vidas en nombre de Jesús.
- Mantengamos la fe.- Aunque los tiempos no sean los mejores, nuestra fe por mejores días no debe perderse. Sin fe no hay esperanza ni deseos de esforzarse. La fe en Dios es nuestro pilar humano para permanecer firmes en este mundo.
Feliz año nuevo en Cristo y nuestra Madre María
Con afecto,
Javier
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