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Esperanza en una época de desesperanza

Como cristianos estamos llamados a mantenernos llenos de esperanza, aun cuando no haya ningún signo de esperanza, aunque escuchemos todos los días en las noticias y redes sociales acerca de contagios por el coronavirus, muerte de algún familiar o tal vez conocido, cuando nos preocupen los problemas económicos y sociales del mundo entero y en especial de nuestro país. En esos momentos, nosotros debemos poner toda nuestra esperanza y confianza en Dios. 

 

"Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva"  (1 Pedro 1, 3)

 

No podemos basar nuestra esperanza de un futuro mejor, en ninguna clase de ideología, ni en nosotros mismos; ni en las demás personas. En primer lugar, debemos ubicar a nuestro Señor Jesucristo como el pastor de nuestra vida y de días mejores. Sin Dios por delante, sería inútil cualquier esfuerzo para alcanzar nuestras metas:

 

"No confíen en los poderosos, en simples mortales, que no pueden salvar: cuando expiran, vuelven al polvo, y entonces se esfuman sus proyectos. Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios:." (Salmos 146, 3-5)

 

Es triste el sufrimiento de tanta gente en esta época de pandemia, pero en estos momentos de desesperanza, Dios quiere que nos acerquemos más a Él, que lo reconozcamos como nuestro Señor, el dueño de nuestras vidas, que pongamos nuestra confianza en su amor y poder, que oremos más. Dios escribe derecho en renglones torcidos.

 

Somos seres pecadores, vamos con altibajos, como ciegos que tropezamos, pero tenemos la luz de Cristo que nos llevará hacia el sendero de la paz, nos volverá a su protección si nos dejamos tomar por Él. Somos ovejas perdidas, y solemos perdernos con facilidad, incluso una y otra vez.

 

Es allí cuando Jesús viene, el valiente Todopoderoso que lo hizo todo por rescatarnos, hasta morir en la Cruz por nosotros. Cómo no alegrar nuestra vida con tan grande muestra de amor. Es imposible perder la esperanza con nuestro Señor delante. Somos bendecidos, podemos dormir tranquilos y vivir en paz porque tenemos la certeza de que Dios siempre tendrá el control.

 

 

Jesús viene de frente a defendernos, no como el enemigo que con engaños disfraza lo malo de bueno. Cristo es el Rey de la Victoria, nuestra Salvación por excelencia:

 

"«Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.  El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz». Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas." (Juan 10, 1-11)

 

Pidamos a Jesús, nuestro Buen Pastor, que nos conceda una fe poderosa, capaz de renacer milagros y descansar en su Misericordia, así podemos sanar las heridas del corazón y llenarnos de esperanza en todas las pruebas del mundo.

 

Nuestro aporte como cristianos en esta época de desesperanza es seguir actuando en función de nuestra fe, con esperanza, contemplar la grandeza de Dios en las maravillas del universo, buscar nuestra paz interior, la humildad, amar a los demás, ser solidarios, ser capaces de perdonar.  Y sobre todo abrir la puerta a Dios, buscarlo en la oración, dejarnos amar por Él y amarlo.  Así, nuestro corazón tendrá la llama viva del Espíritu Santo que nos hará fuertes ante cualquier situación y estaremos llenos de esperanza, gratitud y alegría.

 

Bendiciones en Jesús y María

Lidia.

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