El acto más sensible para intimar con Dios y comprender su más grande prueba de amor es contemplar de rodillas a Jesús crucificado.
Hay un escenario que nos permite comprender el poder y la gloria de Jesús vencedor: su Resurrección.
También hay un escenario que nos permite guardar esperanza por tiempos mejores, el regreso de Jesús y desde luego nos permite anhelar la Vida Eterna, este escenario es la Ascensión de Cristo.
Cuando Jesús resucita, otorga el Espíritu Santo para fortalecer a la humanidad y sube al Cielo de forma gloriosa para tomar posesión de su Reino. La Iglesia de Jesús nace y se ha mantenido viva hasta nuestros días, no hay pandemia ni tentación que haya terminado con la Iglesia que nació con apóstoles valientes, dispuestos a entregarlo todo para predicar el Evangelio de Cristo.
La Iglesia se mantiene viva por la Sangre de Cristo, por su Cruz, por su Santo Espíritu, porque vivimos los sacramentos, porque la mirada a nuestro Señor permanece encendida. La Ascensión de Jesús también es sentir como Él va a prepararnos un dulce sitio en su Reino, y de la misma forma vendrá para llevarnos a su Reino.
"Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo». (Mateo 28, 16-20)
Las promesas de Jesús están claras, debemos permanecer firmes, vigilantes. Vayamos con el Espíritu Santo
Vayamos en espíritu con Jesús al Cielo y moremos allí. Que nuestra fe sea inquebrantable, buscando el gozo en medio de las pruebas. Cuando termine la lucha en esta vida terrenal, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente la felicidad eterna de su victoria.
Mientras tanto seamos valientes, que Jesús estará con nosotros hasta el fin del mundo.
Saludos en Jesús y María
Javier
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